Artículos de prensa

Rito de paso

Librero:
Fernando Contreras Castro
Cierto azul
Novela
Editorial Legado
Pedidos: 2280-8007

Rodrigo Soto
paralelo1O@correo.co.cr

Uno de los temas recurrentes en la narrativa de Fernando Contreras Castro es la familia. Ya se trate de la familia reconstituida en los márgenés de la sociedad - Única mirando al mar-, de la familia estigmatizada por la anomalía-Los Peor- o de las bandas cuasifamiliares que emergen en el escenario postapocalíptico de los Cantos de /ns Guerras Preventivas, los vínculos familiares son uno de los motivos que aparecen con mayor fuerza y frecuencia en sus libros.

Cierto azul, la última entrega de Contreras, es una breve novela en la que el tema de la familia vuelve a aparecer. Aquí se trata de un niño ciego arrojado a las calles, adoptado luego por una pandilla de gatos -gatos, sí, miau, miau- que resultan ser músicos de jazz. El tema de la familia anómala reaparece aquí, pero en un contexto radicalmente diferente pues, en este caso, el grupo familiar no está marcado por la exclusión, el estigma o la tragedia, como en las obras mencionadas arriba.

Dicho más precisamente: aunque el mundo de los gatos jazzeros y del niño ciego esté, en efecto, en los márgenes de la sociedad dominante. "He ahí precisamente el punto, ¿qué nos importan a los gatos nuestros detractores?", como afirma uno de los gatos-músicos apenas iniciando la obra.

A cargo de este musical sexteto de gatos y gatas correrá la educaciónsentimental, intelectual y musical de Arturo, el ni:6.o ciego.

Serán ellos quienes le revelen los secretos deljazz, de la creación musical, del rapto liberador, del juego maravilloso, de la improvisación, pero también, y paralelamente, quienes le revelen las artes sagradas de la amistad, del amor y la solidaridad entre los seres.

La música ya había sido motivo en algunos libros de Contreras, particularmente en Los Cantos de /ns Guerras Preventivas, pero en la novelita que nos ocupa se convierte en tema fundamental.

La música --en este caso el jazzes evocada, recreada, alabada y celebrada desde la perspectiva de un conocedor, pero, ante todo, de un amante del género. Cierto azul, Kind of blue ...

La novela trata, pues, de una iniciación, de la consumación de un rito de paso entre lá niñez y la edad adulta, paso que se consumará cuando el sexteto de gatos permita que Arturo, ahora trompetista consumado, emprenda su propio sendero en pos de sí mismo, de su propio viaje y vuelo.

La etapa formativa ha concluido y, por más fuertes que sean los lazos que lo unen con su familia/maestros, es el momento de volar solo, con la certeza -o más bien la fe-en un futurorencuentro con su familia gatuna, aunque el futuro en rigor no exista y solo podamos contar con el presente que se fuga en la improvisación endiablada del jazz.

Fernando Contreras se lanza a tocar su solo en esta obra, la más audaz,la más juguetona, la más libre de cuantas ha escrito. La soltura y la ligereza de su estilo son engañosas y no deben ·llevar al lector a obviar la hondura de las reflexiones en las que el, libro nos sumerge: el amor, la libertad, la amistad, la creación y el miedo son algunos de los temas sobre los cuales los iluminados gatos ilustrarán al niño-joven Arturo.

La metáfora de Italo Calvíno sobre la liviandad y la pesadez de la prosa vuelven a revelarse aquí en toda su potencia pues, en efecto, la novela de Contreras es liviana como ninguna otra de las que haya escrito, pero al mismo tiempo es la única de ellas donde aparece un cierto tono sentencioso.

Esa aparente contradicción desaparece en el texto novelístico, que logra fundir o conciliar los dos extremos, peso y liviandad, y esto es parte de su magia y de su gracia.

Tal vez sea una causa perdida sugerir a las autoridades del Ministerio de Educación Pública que, en lugar de Únicamirando al mar, incluyan Cierto azul en la lista de lecturas sugeridas a los estudiantes de secundaria (de seguro, Fernando Contreras estaría muy de acuerdo); sin embargo, la peor fuerza es la que no se hace.

Citar como:
Rodrigo Soto. «Rito de paso» Áncora, La Nación. 27 de diciembre de 2009. Página 29