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El Nudo
Margarita Rojas G.

1. La novela que hoy presentamos es la tercera de Rodrigo Soto. El nudo aparece casi veinte años después de La estrategia de la araña , que fue la primera en Costa Rica y una de las primeras en Centroamérica, junto con Itzam Na de Arturo Arias, que dio inicio a la que algunos llaman la literatura de la posmodernidad. Pero no sólo por eso Rodrigo ha demostrado ser un escritor precoz pues dos años antes de La estrategia de la araña había ganado el Premio Joven Creación de la Editorial Costa Rica con un tomo de cuentos titulado Mitomanías.

Posteriormente se dedicó a explorar el relato, con Mundicia, una farsa épica , de 1992, y luego La torre abolida , análisis ambos críticos y desencantados de la realidad costarricense.

Más recientemente publicó el tomo de cuentos Dicen que los monos éramos felices y la novela Figuras en el espejo . Menos difundidos en el ámbito nacional, dos cuentos suyos han sido incluidos en antologías internacionales: «Solo hablamos de la lluvia», en la famosa antología McOndo , de 1996, que presentó en el mundo a la actual narrativa posmoderna latinoamericana, y en la antología española Líneas aéreas de 1999 «Volar como Angel». Hace dos años, en la antología nacional San José oculto apareció su relato «Epitafio».

Todos estos datos no los menciono por un protocolo retórico de presentación del escritor sino porque esta última novela de Rodrigo Soto, se integra plenamente en su producción anterior: por un lado, al presentar una historia de exploración personal, que también profundiza el análisis de la situación de los adolescentes. Dentro de esta perspectiva se podrían colocar las dos primeras novelas y varios cuentos; por otro, porque propone una reflexión crítica de la crítica sociopolítica de la sociedad costarricense contemporánea, coordenada dentro de la cual giran Mundicia y La torre abolida . El desafío ahora es tratar de entender cómo logra El nudo llevar a cabo al mismo tiempo ambos asuntos, la más individual y la social.

2. El inicio del texto presenta a la lectura un acontecimiento que enlaza un accidente automovilístico, una muerte y un robo; todo sucede por casualidad y, al mismo tiempo, los hechos violentos vuelven a anudar las vidas de todos los integrantes de un grupo que se había dispersado años atrás cuando adolescentes.

En relatos anteriores de Rodrigo habían aparecido situaciones similares, por ejemplo, en el que se titula «Volar como Angel» de la antología española Líneas aéreas , cuando se narra el aparente suicidio de un motociclista al tratar de atravesar un río con la moto. También en el cuento «Epitafio» de la antología San José oculto , que relata el recorrido por San José de unos amigos en carro durante una noche de fiesta, lo cual coincide con una canción de rock titulada «Epitafio»; el final del cuento sugiere un accidente y la muerte de los dos amigos. Este cuento da inicio con el siguiente párrafo:

Sin duda existió un momento en que podría negarme, un instante incógnito que de haber sido aprovechado, me habría evitado esto, este implacable resbalón hacia la nada. Un momento fugaz e imperceptible en el que la palabra o el gesto o el acto correcto habría evitado mi tránsito por esta recta, demasiado plana y perfecta para nuestra realidad (155).

3. En el contexto de la actual narrativa y también del cine latinoamericanos, llama la atención la presencia constante del automóvil, y los ambientes relacionados, como los deshuesaderos de carros y las persecuciones por las calles de la ciudad en automóviles. El punto de unión entre las tres historias de la película Amores perros , por ejemplo, es un choque automovilístico; en la novela Los detectives salvajes de Roberto Bolaño un Impala salva a Lupe y sus amigos en la huida de los matones; en Cruz de olvido el presidente realiza su largo peregrinar por las cantinas de la ciudad en un automóvil; Volver a Panamá de Rodolfo Arias la causa del mal final de la aventura familiar se debe a una falla del Land Rover. En Caracol Beach de Eliseo Alberto, Baile con serpientes de Horacio Castellanos y en Managua salsa city de Franz Galich los personajes se dedican a recorrer en varios automóviles, por doce horas, los distintos ambientes urbanos; en la primera novela el soldado vive en un deshuesadero de carros y allí termina la persecución en la novela de Castellanos Moya.

Una primera idea que surge de observar estos y otros ejemplos es que, en varias obras, el auto se asocia con la figura femenina y, por otro lado, la posesión del automóvil se vincula estrechamente con la identidad individual. En El nudo , repito, el accidente mortal reune las existencias de los amigos, que muchos años antes habían tomado caminos distintos a los que habían proyectado cuando se conocieron.

En esos años, la vida familiar de uno de los muchachos gira alrededor de los automóviles y las motocicletas e, incluso, su porvenir originalmente estaba planeado para que siguiera a cargo del taller de autos de su padre; irónicamente, con el auto de sus deseos muere en el accidente. Dentro de una lógica de fatalidades imprevistas y de un sacrificio anónimo, el hombre había conseguido el automóvil que siempre había querido pero no siguiendo los pasos de su padre y, además, muere tratando de esquivar a uno de sus antiguos amigos.

4. De alguna manera se podría decir que Luis muere por culpa de quien vive en ese momento del accidente una vida a la deriva, después de haber prometido convertirse en un gran deportista. Esto sucede por causa de un hallazgo fortuito, que realizan los tres amigos, que tuerce sus destinos y cambia definitivamente sus planes vitales.

La novela plantea entonces serias interrogantes: ¿es la criminalidad un trayecto predeterminado o, por el contrario, cualquiera de nosotros podría caer en ese camino por obra de un pequeño azar? ¿Hay acaso causas inflexibles que predisponen a algunas vidas de modo irremediable por esa senda marginal o bien, todos vivimos en medio de circunstancias abiertas a los cruces más imprevistos de la casualidad?

El cambio de proyectos vitales ocurre en El nudo durante un momento determinado de la vida, la adolescencia. Se atraviesa entonces una época intensa de toma de resoluciones definitivas sobre el resto de la existencia. Antes, durante la infancia, otros se han encargado de tomar las decisiones por uno; en cambio, a los dieciocho años, adquieren forma los proyectos que probablemente marcarán el futuro en el trabajo, las emociones, las relaciones sociales. La novela escoge este período para ilustrar la idea de que muchas veces, no obstante los planes individuales, por obra de la casualidad se abren en la vida encrucijadas allí donde menos se esperaba.

De esta manera el planteamiento inicial de la novela enfrenta a los personajes con el azar: el accidente, el hallazgo de los paquetes, la separación del grupo y sus amigas, el encuentro de Johnny con los criminales en la cueva y de Luis con los vendedores, las muertes, los robos, son todas acciones casuales: para que esos hechos sucedan no existe una determinación económica, familiar, religiosa, etc..

El azar, como el juego, es entre otras cosas, un símbolo de la lucha humana contra la muerte y también contra uno mismo (el propio miedo, la propia debilidad, las propias dudas). En la novela, una vez que los jóvenes aceptan entrar en el peligroso juego de la droga (consumo o tráfico) o de la delincuencia, el mazo está echado y no les queda más remedio que jugar, apostar, arriesgar la vida en esa ruleta rusa.

El azar estaría en contra de la actitud determinista, la cual permite liberarse de responsabilidades frente a los avatares del destino. La casualidad, por el contrario, le impone al individuo la necesidad de decidir, de sopesar posibilidades y tener que elegir. Esto es lo que acontece a los amigos y, para desgracia de los tres, sus decisiones los aleja de lo que podría considerarse una existencia feliz.

La casualidad y el juego evocan la figura de un escritor predilecto por la obra de Rodrigo Soto y en general por casi todo el grupo de estos narradores. El nudo se abre con una frase que recuerda claramente al escritor argentino, en cuya obra destaca la importancia de las leyes del azar y del juego, como se podría evocar con Rayuela , el tomo de cuentos Final del juego , y muchos otros textos conocidos por todos: "Aquí sucede solo lo que yo escribo, pero sin tu ayuda nunca llegaremos al final".

En Cortázar también hay un constante juego con la temporalidad, lo cual también resulta explicado por el azar: el relato juega con el tiempo pues, como dice el texto, "Todo era fragmentario e inconexo" (141). El azar de los acontecimientos importantes, la ausencia de causalidad, genera una narración que también avanza en zig zag, alternando el presente y el pasado. Ya que la vida no está gobernada por causas precisas o leyes determinables, el tiempo tampoco sigue una cronología lineal: no puede haber una causalidad temporal porque se pretende mostrar precisamente lo contrario, la ausencia de causas y determinaciones en las vidas y esto se hace consciente en la novela cuando se dice por ejemplo:

Todo, empezando por la propia vida con sus trajines y ajetreos, parecía borroso e irreal. Solo a veces (...) la vida y la muerte recuperaban su incontestable realidad. Pero esto era fugaz, y pronto los volvía a atrapar la marejada en la que vivían como dentro de un sueño, y el ruido y el agotamiento, la saturación de todos los sentidos y el revoloteo incesante de imágenes vacías, lo tornaban todo ilusorio (142).

5. Podría concluirse que la participación del azar en las vidas individuales exime al individuo de sus responsabilidades. Sin embargo, los hechos de la novela proponen que, si bien tal factor interviene, igualmente existe la obligación de tomar las decisiones consecuentes y, entonces, asumir los riesgos del juego en el que se ha entrado libremente.

Por esto decía al inicio que El nudo no evade la cuestión social y política al plantearse no sólo el problema de la vida individual sino también el aspecto social. Parece entonces preguntarse ¿quiénes son y de dónde provienen los políticos? La respuesta del texto los vincula directamente con el mundo del tráfico de las drogas.

El azar presentó a los amigos un dilema que cada uno resolvió de distinta manera. Uno tomó un camino que lo llevó al mundo del tráfico de las drogas, en el cual las reglas están claras para todos; la opción de otro fue totalmente individual y la decisión del tercero lo condujo al mundo de la política, manejado por la deslealtad, la traición y la mentira (135). En este papel llega a ser diputado del Congreso, lo cual finalmente le permite comprar el carro anhelado y en el que, vive la última traición.

6. ¿Existe acaso alguna posibilidad de mejorar? Pareciera que no, si nos atenemos a lo que sucede con otros personajes que se mantienen alejados de las drogas, las mujeres. Una de ellas forma un hogar que, sin embargo, no le permite continuar sus propias aspiraciones profesionales ni las de su esposo, así como tampoco le asegura la vida de sus propios hijos. La otra, que vive un largo período de depresión, no logra ni colmar las expectativas profesionales que se habían forjado los que la rodeaban y ni establecer una relación amorosa permanente.

Las posibilidades que se abren ante los sobrevivientes dejan ya de ser las brillantes promesas que vislumbraban cuando jóvenes: el futuro se ofrece gris, mediocre, quizás como realmente es la vida y como es el ruido pequeño e insignificante de los cangrejos en la playa que sigue como si nada hubiera ocurrido.

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