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Desde la ética y la moral
Dorelia Barahona

Johnny , Luis y Jaime, tres hombres jóvenes, casi adolescentes, casi adultos, encuentran paquetes con droga en una playa de Guanacaste. Ante este hecho surge el argumento de esta novela narrada con vertiginosa soltura literaria y kinesis visual. El nudo existencial de los personajes está terminando de socarse para dar paso a los cuestionamientos de orden moral. Cada uno de los personajes dará sus opiniones y respuestas sobre lo que hacer con semejante hallazgo. La duda sartriana entre la buena acción y la mala acción surge entonces con impresionante protagonismo a lo largo de esta novela de 150 paginas. Tres carreras vitales dan inicio anudadas entre sí y entre otros personajessecundarios: las parejas, las mujeres son en este caso marcos de referencia, deseos o imposibles de vivir. Ellos, los jóvenes, han tomado diferentes caminos de vida a partir de una decisión como el más tradicional cuento de encrucijadas. En este caso las bolsas con droga dan inicio a la encrucijada, a la catapulta, porque la educación familiar y social ya ha modelado a los tres desde antes con su materia moral. Entonces si no es la droga, lo fortuito, el azar al mejor estilo de Cortázar y Camus, qué es lo que nos define como buenas o malas personas; sobre todo spn esos momentos iniciales de la vida en sociedad, nos preguntamos leyendo El Nudo.

Rodrigo Soto nos contesta con la idea de que la libertad es sinónimo de responsabilidad. Que todo acto viene acompañado de una consecuencia y que esto se aprende todos los días, como todos los días hay elecciones que hacer entre un acto y otro, del gran acto que es la vida de los mortales.

Una novela intensamente corta, como la vida de los personajes, como la estética de los destinos veloces a lo James Dean, el mismo estilo de quienes consideran que la vida es solo esperar un buen golpe de suerte, una buena jugada o un momento de rutilante brillo en el escenario de lo social.

Tan solo es cuestión de esperar, de saber reconocer la oportunidad cuando se ve venir... Esa que nos hará ricos, famosos y nos pondrá en el lugar que nos merecemos por arte de magia.

¿No es esto el pan de cada día en el medios de comunicación? ¿No es lo que nos enseñan las películas de superhéroes y más aún, los líderes de nuestras comunidades, los que descollan de la gris masa, por medio del trafico de influencias, de las oportunidades que no se desperdician, de la corrupción y de los muchos y preciados contactos amistosos...?

Más que una novela de corte existencialista, El Nudo es una novela para reflexionar desde la ética y la moral sobre nuestros acciones. En este caso, y pareciera que intencionalmente, los personajes principales son masculinos, aportando un buen tema de reflexión a los riesgos de los jóvenes hombres y las decisiones que tendrán que aprender a tomar.

Cada nudo es una cuerda que de nuevo volverá a ser nudo. Así que la vida se teje entre nudos y pedazos de cuerda. El tejido de la red que hagamos es el resultado de estos nudos entre cuerdas con diferentes dueños.

Rodrigo Soto nos precipita con un final inesperado, o quizá muy esperado; tanto Johnny como Luis y Jaime han procesado años donde la responsabilidad de sus acciones no tiene reposo. El vértigo es un embudo sin contrapeso entonces. Quizá la voluntad sería la salvadora. Una voluntad que se tapa los ojos cada vez que necesita aparecer y que sonríe como lo haría un "juega de vivo" pensando que así nos convencerá de su propia desidia.

Abandonados, jóvenes de clase media que solo tienen preguntas sin respuesta, acciones sin cálculo, sentimientos con miedo, son los protagonistas de este Nudo que nos deja con el espejo de nuestra sociedad urbana divinamente tica.

Suplemento “Áncora”, La Nación, 2004

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